Ahora puedo estudiar y comer todos los días

Ahora puedo estudiar y comer todos los días
Día Internacional de los Niños de la Calle, una realidad que estamos afrontando en varios países
  • Fecha: 13-04-2012
  • Josué Díaz

El día internacional de los niños de la calle se celebró por vez primera el 12 de abril de 2011. Esta fecha supone un hito en la conmemoración y denuncia internacional de una realidad que afecta a más de 100 millones de niños y niñas en todo el mundo según datos de Unicef. El 24 de marzo de 2011 el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas emitía la primera Resolución dirigida a los menores en situación de calle y en enero de 2012 se presentaba el primer Informe mundial de NN.UU. sobre la protección y promoción de los derechos humanos de los niños que trabajan y/o viven en la calle.

Los niños que trabajan o viven en la calle o niños que tienen conexiones con la calle, son menores para los cuales la calle representan un punto central para su identidad, supervivencia y vida diaria, careciendo de protección suficiente por parte de adultos y sistemas tutelares. Este concepto incluye tanto a aquellos menores que durante la noche o en fines de semana regresan al hogar familiar, como aquellos que carecen del mismo. La pobreza, discriminación y exclusión social en que se encuentran las familias de estos menores son las causas principales que generan este triste fenómeno. El hacinamiento, la falta de recursos y acceso a la educación y demás servicios sociales básicos y la violencia en el hogar, acaban empujando al menor hacia una vida en la calle como única escapatoria y medio de supervivencia. Existen también factores atrayentes como la independencia financiera, la aventura, la sensación de libertad, el pandillaje, la temprana iniciación sexual, etc.

Los niños de la calle son objeto de violaciones de derechos con carácter previo y posterior a su situación de calle. El Informe Mundial sobre la Violencia Infantil indica que los menores en situación de calle sufren en mayor medida, de manera permanente y de forma directa la violencia, ya sea ésta de carácter física, sexual o psíquica. Resultan especialmente alarmantes, las campañas de limpieza llevadas a cabo por parte de la policía, paramilitares u otros agentes organizados. Todo ello genera graves trastornos en el desarrollo del menor que marcará profundamente su conducta y su futuro.

Desde un enfoque de derechos urge visibilizar al menor en situación de calle, como un titular de derechos y no como víctima o delincuente. Es por ello que los Estados, en tanto que garantes de derechos, deben acometer políticas integrales de protección en todos los espacios y agentes donde se desarrolla el menor, poniendo el énfasis en políticas preventivas y de sensibilización ciudadana para romper el estigma social, creando un sistema de datos y registro de menores en situación de calle, dotando de presupuestos a las instancias locales para abordar la problemática y garantizando los recursos necesarios a la familia y demás agentes responsables para hacer efectiva la protección y satisfacción de los derechos de sus hijos, estableciendo por último, sistemas de responsabilidad penal hacia aquellas personas y agentes que violan los derechos de estos menores y sistemas de queja y denuncia al alcance y disposición de los menores en cuestión.

¿Qué hacemos?

PROYECTO SOLIDARIO aborda la realidad de los menores en situación o conexión con la calle en todos los países en los que trabaja, y lo hace desde un enfoque de Derechos, fortaleciendo las capacidades del Estado y las familias, lanzando campañas de sensibilización y prevención de la violencia, y asegurando la voz y empoderamiento de los menores en situación de calle para la defensa de sus derechos. Un buen ejemplo es la Casa Hogar "Castilla y León?, que hemos puesto en marcha en la Sierra del Perú. Los menores en situación de calle de Huancayo son acogidos en este Centro donde tienen garantizados de forma integral sus derechos. Se trabaja en la recuperación emocional de los menores y en el fortalecimiento de las familias.

"Paso el día entero en la calle, desde las 6.00 de la mañana, a veces limpiando coches, a veces vendiendo caramelos, a veces como cobrador de Combi. Algunas veces también trabajo en la noche en una panadería. Trabajo porque mi padre murió y mi madre y mi padrastro no me dan para ir a la escuela ni tampoco tengo alimentos en casa. No quería estar en casa. Por eso vine a la Casa Castilla y León. Ahora puedo estudiar y comer todos los días" (E. R., 10 años).

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